Un buen viaje merece una buena lista de canciones que ponga la banda sonora. Y este podría ser uno de los más intensos que hagas, incluso sin salir de casa, porque los viajes al interior son siempre los más atrevidos… y los más enriquecedores.
Por eso he querido compartir contigo los temazos que a mí me han acompañado todos estos años, en los momentos de catástrofe total, o en los de alegría desbordante. Y así los he separado, para que puedas elegir en cada momento cuál es tu humor y te dejes envolver por melodías que sintonicen con ese estado anímico. No he querido complicarte eligiendo música para cada capítulo, eso es cosa tuya. Y también lo es usar estas listas para otros momentos que no sean leer el libro, claro.
Las canciones del sufridor pretenden exorcizar a esa parte de ti, para que la dejes salir cuanto antes, pero no sin antes despedirte de ella. Porque el duelo tiene su propósito: darte tiempo para que descanses, vuelvas a ti y te reconectes. La tristeza hay que verla, reconocerla, abrazarla y después abrirle la puerta para permitirla marchar. Sólo así podrá reconfortarte. |
|
|
Las canciones del disfrutón buscan sacar al que habita en ti, porque todos llevamos uno dentro, más o menos escondido. No son sólo grandes canciones, sino ritmos para darte subidón en un día de bajón, o letras potenciadoras que te recuerden lo increíble que eres. O, simplemente, el sonido de fondo que querrías poner en una fiesta donde sólo hay sitio para el buen rollo y la diversión. |
|
|